jueves, 8 de abril de 2010

MOMENTOS

Los sabios afirman que la felicidad no es más que la suma de muchos momentos placenteros.

El mediodía de hoy me dio la oportunidad de disfrutar de una sucesión de momentos magníficos.

El sol brillaba, y el entorno era el inigualable Palacio de la Magdalena.

El Colegio de Arquitectos de Cantabria otorgaba dos menciones honoríficas, una a la Fundación Marcelino Botín, la otra al arquitecto Juan Navarro Baldeweg.

Hubo tiempo para escuchar sendas laudatios, que resumían el recorrido y el ser de los dos homenajeados .

Después, escuché dos discursos que me impresionaron.

El primero en boca de una persona que yo no conocía hasta hoy, y que recogia el premio en nombre de la Fundación. Luego me he preocupado de buscar su nombre, porque me gustó su discurso, y además me gustó cómo lo orquestó.

Su nombre es Iñigo Saenz de Miera, y hace pocos meses pasó desde la subdireción a la dirección de la Fundación.

Mientras le escuchaba, yo me iba creando mi propia idea de su edad, de su trayectoria profesional, incluso pensé en cuáles serían sus más sobresalientes dotes para haber llegado al puesto que actualmente desempeña.

Tras unos minutos, llegué a la conclusión de que un discurso de apenas diez o doce minutos, articulado y dirigido de esa forma, explicaba muchas más cosas, y dejaba bastante claro las respuestas a mis preguntas.

Iñigo nos regaló importantes reflexiones sobre la razón de ser de la Fundación, recorrió magistralmente la firmitas, la utilitas y la venustas, o dicho de otra forma el objeto, el medio y la estética.

Todos los instrumentos sonaban al ritmo que él daba a su discurso...

Nos lanzó frases sobre "la estética que debe llevar toda ética..." que me hicieron pensar en lo acertado de la afirmación, siempre, y quizás más en estos tiempos...

El motivo que me hizo asistir a ese encuentro de hoy era el maestro (como sus propios compañeros arquitectos se refieren a él) Juan Navarro, al cual ya escuché hace casi un año en otra charla en Santander, que me conmovió y me ganó para futuros encuentros que él protagonizase.

Santanderino, pintor y arquitecto,
alguien que ha conseguido, en palabras de Clemente Lomba, "incorporar a la arquitectura un contenido poético".

Qué importante poder decir eso del trabajo de cualquiera, cuánta envidia sana me fue invadiendo conforme escuchaba el laudatio de Lomba.

Cuatro conceptos: La luz, la gravedad, el horizonte y la mano
Sobra seguir hablando, pero hubo más.

Juan Navarro nos regaló una sentencia, refiriéndose a sus años de niñez y juvetud en nuestra ciudad, su ciudad: "Santander fue para mi un taller de matices".

Salí del Palacio, con frases que me seguían reverberando en la cabeza,
"el árbol es la figura del paisaje" Riancho.
"Juan de Herrera, hombre de plomada y cartabón" Menéndez Pelayo. "elegir la razón tiene un precio, y eso supone soledad" Nietzsche

Salí de allí, pensando que la Cultura (esa columna vertebral de nuestra civilización) es escuchar, es disfrutar escuchando, es aprender, o al menos intentarlo.

Salí deseando repetirlo.

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