Fernando Silva dirige el hospital de niños en Managua.
En vísperas de Navidad, se quedó trabajando hasta muy tarde.
Ya estaban sonando los cohetes, y empezaban los fuegos artificiales a iluminar el cielo, cuano Fernando decidió marcharse. En su casa lo esperaban para festejar.
Hizo un último recorrido por las salas, viendo si todo quedaba en orden, y en eso estaba cuando sintió que unos pasos le seguían...
Unos pasos de algodón; se volvió y descubrió que uno de los enfermos le andaba siguiendo.
En la penumbra lo reconoció.Era un niño que estaba solo. Fernando reconoció su cara ya marcada por la muerte y esos ojos que pedían disculpas o quizás pedían permiso.
Fernando se acercó y el niño lo rozó con la mano:
-"Decidle a... (susurró el niño) decidle a alguien, que yo estoy aquí"
viernes, 25 de diciembre de 2009
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